¿Cuantas veces hay que pochar o caramelizar cebolla para preparar nuestros platos? ¿Cuanta paciencia tenemos antes de subir el fuego para que se termine de hacer, con el peligro de que se "churrasque" demasiado?
Pelarla y cortarla ya es un handicap, así que ¿porque no aprovecharnos de técnicas y utensilios que nos hagan este trabajo más fácil?
Hay que aprovechar y hacer tanta como sea posible, y que de una sesión de trabajo tengamos suficiente cebolla para diferentes elaboraciones.
Aquí aprovecharemos ese robot de cocina que ralla, tritura y filetea para de una vez y rápidamente cortar toda la cebolla en juliana para nuestra preparación, y así llorar lo mínimo.
Después con unos tarros y con la olla a presión podremos cocinar nuestra cebolla ensuciando lo mínimo y en un tiempo récord.
Desde que lo probamos, somos fans de esta técnica, y poco a poco descubrimos nuevas aplicaciones de esta elaboración.
Tiempo de ensaladas, concepto que va más allá de los imprescindibles tomates y lechugas nuestros de cada día. Para fiestas, ocasiones especiales o para darnos un homenaje, porque nos lo merecemos podemos dejar volar la imaginación.
Para esta colorida ensalada hemos elegido verduras con texturas y sabores diferentes: encurtidos caseros (coliflor, zanahoria, chirivía, espárragos y cebolletas en una base de vinagre de manzana y especias), unos fermentados también caseros (rabanitos y zanahorias baby), remolacha cocida y la frescura de la fruta (naranja y tomates cherrys), con una suave vinagreta de alcaparras y naranja.
Si os ha gustado estar atentos, en otras entradas explicaremos como preparamos las verduras encurtidas y fermentadas en casa.
Para celebrar el aniversario de Desafío en la cocina hemos optado por una tarta de mousse de membrillo, combinada con ingredientes clásicos, mascarpone, nueces y crema inglesa, con un resultado sorprendente.
La tarta es de pequeño formato y hemos utilizado el resto de preparaciones para reproducirla en vasitos individuales, para el táper de la oficina u otras ocasiones.
Parece complicada de elaborar, pero recordar que se puede ir haciendo por partes antes del montaje final. También os dejo la receta de membrillo casero (hacer clic aquí), por si en su momento os animáis.
Y ojo al número siete: casero y comestible, ahí lo dejo.
Y ojo al número siete: casero y comestible, ahí lo dejo.
Entre las muchas cosas que se anuncian con la llegada de la primavera, los guisantes del Maresme lo hacen para alegrarnos la vida. Como otras muchas verduras, hay personas a las que los guisantes o no les dicen nada, o directamente no les gustan. Y eso es porque no han probado éstos, los que venden congelados no merecen llamarse guisantes, son "bolitas verdes", aunque se acepta que puedan apañar una emergencia. Mi pinche aún recuerda cuando de pequeño, al volver su madre del mercado, le pedía que le ayudara a desgranar las vainas y "su plato" no pasaba por la cazuela porque se los comía crudos.
La mejor manera de cocinarlos es sin duda "ofegats" (rehogados). Esta variedad del Maresme contiene mucha agua, y al cocerlos tapados en una cazuela y con el fuego al mínimo, se van haciendo en su propio jugo.
Esta receta parte de las clásicas que se preparan en Llavaneres, Caldes d'Estrach y su entorno, y la hemos acabado de "tunear" a nuestro gusto.
Esta receta parte de las clásicas que se preparan en Llavaneres, Caldes d'Estrach y su entorno, y la hemos acabado de "tunear" a nuestro gusto.
La trufa negra tiene una temporada corta, evidentes dificulades de recolección (literalmente se esconde bajo tierra) y se ofrece a precios elevados, factores que no favorecen un uso popular de este exclusivo ingrediente, si bien es cierto que poco a poco va ganando presencia en nuestros platos, especialmente en preparaciones saladas.
Su legendaria buena relación con el huevo y los lácteos se extiende también a los postres, todavía poco frecuentes en nuestras mesas. Inspirados en una idea de @noiretblantruffes viene hoy este flan de trufa negra, un cremoso y aromático bocado que no te dejará indiferente.
Sushi es un denominación genérica que agrupa diferentes tipos de presentación y acabados de un plato en que la base común es una preparación de arroz y pescado crudo, al que pueden añadirse otros ingredientes. Entre los más populares tenemos los makis (rollitos), los nigiris (bolitas de arroz moldeadas con la mano y cubiertas con una pieza de pescado), temakis (conos de alga nori), uramakis (rollitos invertidos) o el chirashi (bol libre).
Hoy hemos preparado unos makis de salmón y atún rojo, que por su tamaño se denominan futomakis y también una versión libre de sushi, un bol de chirashi.
Típica salsa de la cocina catalana, con preparaciones similares en muchas otras zonas de influencia mediterránea, como el pisto, el tombet, la ratatouille, la caponata, ... y otras tantas, que varían con ingredientes y condimentos locales.
Al parecer el nombre procede de la griega y después latina symphonia, algo así como "armonizar juntos", y eso es lo que hacen en este plato los productos de la huerta, tomates, pimientos, berenjenas, calabacines, ajo, cebolla y el imprescindible aceite de oliva. Y a juzgar el resultado, juntos suenan muy bien.
Tradicional plato de la cocina de montaña, típicamente invernal y especialmente presente en La Cerdanya, comarca del Pirineo catalán, aunque hoy día se haya muy extendido. Se tienen referencias desde el siglo XV.
Es una receta sencilla, con dos ingredientes básicos, patatas y col en todas las versiones, y a los que frecuentemente acompaña la panceta.
Esta es nuestra versión del WHOOPIE, un dulce de origen estadounidense cada vez más popular. Galleta de chocolate originalmente rellena con una crema con base de malvavisco (las famosas nubes), y que nosotros hemos sustituido por una crema de yogur y mascarpone combinada con caramelo salado. Y el resultado es ... que ya no quedan!
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