Baklava de frutos secos

La baklava en su versión más actual, es un dulce de origen turco, extendido por otros países que formaron parte del Imperio otomano. La idea original es mucho más antigua, y se remonta a la civilización mesopotámica, donde al parecer consistía en masa de pan con nueces picadas y endulzadas. Los mercaderes griegos lo llevaron a su país e introdujeron en su preparación la pasta filo, mucho más fina y suave que el pan original. Los otomanos lo perfeccionan y lo extienden, cruzándose con otras especialidades locales y dando lugar a una amplia familia de dulces similares. Para acabar de enredar la historia algunos investigadores aseguran que el origen de la palabra es mongol...  Sea como sea vale la pena probarlo, es sencillo de hacer y de comer.

Creo que admite, con buenos resultados, muchas variantes, tanto en la mezcla de frutos secos, como en las especies del almíbar. Es cuestión de ir probando.

Ingredientes:

• 250 gr de pasta filo
• 100 gr de mantequilla 

Mezcla de frutos secos

• 100 gr de almendras
• 100 gr de avellanas
• 100 gr nueces
• 50 gr de piñones
• 50 gr de nueces de macadamia
• 1 c/c de canela

Almíbar

• 300 cc de agua
• 200 gr de azúcar
• zumo de medio limón
• 1 c/s de agua de azahar
• 4 clavos 
• cardamomo (las semillas de 3 vainas)
• 1 c/c de canela
• 1 c/c de ralladura de piel de limón

Preparación:

Triturar en una picadora la mezcla de frutos secos (crudos y naturales, no utilizar productos tostados y/o salados), de manera que queden con un granulado fino. Añadir la canela y mezclar bien. Reservar.

Cortar la masa filo del tamaño del molde que vayamos a utilizar (los recortes pueden utilizarse para completar capas).

Fundir la mantequilla.

Con la ayuda de un pincel de cocina, pintar el fondo y las paredes del molde. Colocar una hoja de pasta filo y pintar con mantequilla. Colocar una segunda hoja de pasta y pintar con mantequilla. Colocar una tercera hoja y pintar con mantequilla. Repartir por encima una capa de frutos secos uniformemente.

Volver a repetir la operación, tres hojas de pasta filo pintadas con mantequilla y una capa de frutos secos. Repetir hasta acabar la pasta filo, en nuestro caso una tercera y cuarta capa de pasta y frutos secos, y para finalizar tres  hojas más de pasta (siempre con mantequilla).

Con la ayuda de un cuchillo cortar en porciones. Lo hacemos en crudo porque una vez horneada, la pasta filo se rompería al cortarla. 

Precalentar el horno a 180º. Hornear los pastelitos hasta que queden dorados y crujientes, unos 40 minutos aproximadamente. Como cada horno es un mundo echadle un vistazo de vez en cuando.

Mientras se hornean, preparar el almíbar: colocar un cazo en el fuego y mezclar todos los ingredientes, el agua, el azúcar, el zumo de limón, el agua de azahar, las especias y la piel del limón. Ir removiendo y llevar a ebullición, bajar el fuego y cocer hasta obtener un almíbar ligero, que no espese demasiado.

Sacar del horno la bandeja y dejar enfriar ligeramente. Con la ayuda de una cuchara, bañar las porciones con el almíbar, repartiéndolo por toda la superficie. Espolvorear con frutos secos, y dejar reposar aproximadamente una hora, para que se impregne bien del almíbar. Desmoldar y servir.

Se acompañan bien con café o un buen té.