Hace un tiempo que iba detrás de unos calabacines redondos con la idea de rellenarlos de "algo", pero no son fáciles de conseguir, hasta que un día, cuando ya casi te has olvidado, aparecen de pronto y los coges al vuelo. Entonces tienes dos cosas, calabacines y un problema: el relleno. Después de darle algunas vueltas, y abrir varias veces la nevera, el ganador es un arroz con morcilla, combinación que resulta sencilla y, según mi opinión, de sabor potente y aromático.
Lo del volcán es una licencia "poética" de mi pinche.