De vez en cuando apetece un guiso potente, de los de fuego lento, con una carne melosa y una salsa con sutiles aromas, con buen pan, buen vino y buena compañía. El ossobuco a la milanesa cumple todos los requisitos y prepararlo y comerlo es una auténtica fiesta. Se puede presentar solo, acompañado del típico rissoto, de puré de patata o como en este caso, simplemente con pan. Y sin olvidar añadir la gremolata, toque final del plato.
Ingredientes:
- 4 piezas de ossobuco
- 1 cebolla
- 2 zanahorias
- 1 rama de apio
- 2 dientes de ajo
- 2 c/s de salsa de tomate
- 1 vaso de vino blanco
- 1 ramita de romero
- 6 hojas de salvia
- 1 hoja de laurel
- 1/2 litro de caldo de carne
- Harina
- Sal, pimienta
- AOVE
Para la gremolata:
- Ralladura de la piel de un limón
- 2 c/s de perejil
- 2 dientes de ajo
c/s cucharada sopera
Preparación:
Hacer tres o cuatro cortes en la piel que rodea la carne para evitar que ésta se encoja. Salpimentar y enharinar ligeramente. En una cazuela, de tamaño suficiente para que cojan las piezas de ossobuco, calentar aceite de oliva y sellar y dorar la carne. Reservar.
Picar finas las verduras y rehogar en el aceite la cebolla, la zanahoria y el apio. Cuando doren añadir el ajo y la salsa de tomate. Remover, acabar de pochar y añadir el ossobuco. Verter el vaso de vino y dejar evaporar todo el alcohol.
En este punto añadir las hierbas aromáticas y el caldo. Dejar cocer, con la cazuela tapada y a fuego lento, durante aproximadamente hora y media, vigilando que no se quede sin caldo y se agarre la carne.
Para preparar la gremolata, picar muy finamente el ajo y el perejil. Rallar superficialmente la piel de un limón, para evitar la parte blanca y que no amargue. Mezclar el ajo, el perejil y el limón.
Espolvorear por encima de la carne dos o tres minutos antes de retirar del fuego. Servir caliente.
IDEa: si sobra salsa puedes hacer, por ejemplo, un cous-cous con pollo, acabarás de chuparte los dedos. Todo menos tirarla, es pecado!
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