Receta inspirada en una entrada de My Baking Addiction, con la mirada puesta en el cajón de las especias para ajustarla a nuestros gustos y existencias.
No soy una enamorada de este tipo de tartas, pero ésta, con las especias, la compota y el hecho de no llevar harina, ha conseguido pasar a la lista de mis postres favoritos.
Ingredientes:
Para el fondo de galleta
- 8-10 galletas tipo digestive
- 75 gr de mantequilla
- 1 c/s de azúcar moreno
- 500 gr de queso Mascarpone
- 200 gr de Crème Fraîche
- 2 huevos grandes
- 1 c/s 5 especias (1 c/c canela, 1 pizca pimienta, 1c/c jengibre, 1/2 c/c clavo, 1/2 c/c nuez moscada)
- 150 gr de azúcar
- Compota de manzana
Preparación:
Triturar las galletas y mezclar con la mantequilla derretida, repartir en el fondo de los moldes y presionar para crear una base compacta.
Precalentar el horno a 170 º.
Mezclar suavemente el queso con el azúcar hasta que este quede bien disuelto e integrado en el queso. Agregar los huevos uno a uno, no añadir el siguiente hasta que el anterior esté bien mezclado con la crema. Finalmente incorporar la Crème Fraîche y las especias.
Repartir la crema en los moldes, introducir en el horno al baño maría (el agua debe estar inicialmente caliente) durante 30 minutos aproximadamente.
Pasado el tiempo dejar en el horno durante 1 hora como mínimo, así terminará de cuajar.
Los moldes que utilizo son botes de cristal con tapa de cierre hermético, recién salidos del horno los cierro en caliente y una vez fríos los guardo en la nevera, tengo pastel de queso para unas cuantas semanas, perfecto para llevar de postre en el tupper de la oficina.
En nuestro caso hemos hecho 10 raciones para llevar. Con el doble de la cantidad indicada se puede preparar una tarta grande de unos 25 cm de diámetro.
Las especias son indicativas, se pueden probar otras mezclas y proporciones al gusto de cada uno.
A la hora de servir, cubrir la tarta con compota de manzana, queda buenísima.
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